septiembre 18, 2009

Un arte de Elizabeth Bishop


El arte de perder no es un arte difícil; tantas cosas parecen colmadas
de un propósito de pérdida
que cuando se pierden no es muy trágico. Pierdan a diario algo. Acepten la molestia
de extraviar el llavero, la pérdida de tiempo. El arte de perder no es un arte difícil. Practiquen perder, luego, más cosas y más rápido: lugares, nombres, dónde era que estaban yendo. Ninguna de estas cosas es demasiado trágica. Perdí el reloj materno. Y miren, se me ha ido la última,o penúltima, casa que tanto amaba. El arte de perder no es un arte difícil. Dos hermosas ciudades, perdí. Y algunos reinos que poseía, dos ríos y un continente. Y aunque, sí, los extraño, no fue una cosa trágica. Incluso tras perderte (la voz mordaz, un gesto que amo) no habré dicho una mentira. Es obvio que el arte de perder no es cosa muy difícil aunque parezca a veces (¡anoten!) algo trágico.